arrow_back Numeral 15
La Iglesia se reconoce unida por muchas razones con quienes, estando bautizados, se honran con el nombre de cristianos, pero no profesan la fe en su totalidad o no guardan la unidad de comunión bajo el sucesor de Pedro [28]. Pues hay muchos que honran la Sagrada Escritura como norma de fe y vida, muestran un sincero celo religioso, creen con amor en Dios Padre todopoderoso y en Cristo, Hijo de Dios Salvador [29]; están sellados con el bautismo, por el que se unen a Cristo, y además aceptan y reciben otros sacramentos en sus propias Iglesias o comunidades eclesiásticas. Muchos de entre ellos poseen el episcopado, celebran la sagrada Eucaristía y fomentan la piedad hacia la Virgen, Madre de Dios [30]. Añádase a esto la comunión de oraciones y otros beneficios espirituales, e incluso cierta verdadera unión en el Espíritu Santo, ya que El ejerce en ellos su virtud santificadora con los dones y gracias y a algunos de entre ellos los fortaleció hasta la efusión de la sangre. De esta forma, el Espíritu suscita en todos los discípulos de Cristo el deseo y la actividad para que todos estén pacíficamente unidos, del modo determinado por Cristo, en una grey y bujo un único Pastor [31]. Para conseguir esto, la Iglesia madre no cesa de orar, esperar y trabajar, y exhorta a sus hijos a la purificación y renovación, a fin de que la señal de Cristo resplandezca con más claridad sobre la faz de la Iglesia.
[28] Cf. León XIII, cart. apost., Praeclara gratulationis, 20 jun. 1894: ASS 26 (1893-94), p. 707.
[29] Cf. León XIII, enc. Satis cognitum, 29 jun. 1896: ASS 28 (1895-1896), p. 738. Enc. Caritatis studium, 25 jul. 1898: ASS 31 (1898-1899), p. 11. Pío XII mensaje radiofón. Nell’alba, 24 dic. 1941: AAS 34 (1942), p. 21.
[30] Cf. Pío XI, enc. Rerum Orientalium, 8 sept. 1928: AAS 20 (1928) 287. Pío XII, enc. Orientalis Ecclesiae, 9 abr. 1944: AAS 36 (1944), p. 137.
[31] Cf. Instr. S. C. S. Oficio, 20 dic. 1949: AAS 42 (1950) 142.